Posts etiquetados ‘libertad’

Conectar genialidad y vitalidad, es conectar a Steve Jobs y su discurso en Stanford. Se ha escrito, debatido, hablado, discutido tanto sobre el tema que te sientes pequeño al respeto de tan profundo concepto.

connect-the-dots-steve-jobs

Para mí el concepto de conectar puntos, aunque éste a priori podría aceptar el destino y la falta de libre albedrío, es uno de esos regalos de la existencia. Un ejercicio de síntesis vital al alcance de lúcidas consciencias. Lamentablemente no estamos acostumbrados a recibir tales enseñanzas en estos tiempos porque pocos hallan su consciencia por encima de su mente. Pero esto ya es motivo de un debate sinfín y el motivo de este homenaje no es otro que el de desgranar el enigma detrás de tal cita.

La clave de esta conexión de puntos se basa en la aceptación más radical de la libertad y de la responsabilidad existencial. Uno a priori podría pensar que la vida se reduce a vivir experiencias que algún día se verán conectadas al encontrar significado y correlación entre ellas. Es verdad que usualmente vivimos experiencias que tardamos tiempo en asimilar. La vida es frenética y nos evoca a lidiar con situaciones nuevas que escarban en nuestras entrañas hasta poder llegar al mismísimo tuétano. Repentinamente experiencias: escalofriantes o orgásmicas, pasan a poderse relacionar con otras ya procesadas y asimiladas por nuestras mentes. Esto nos ocurre a todos, aunque a pocos les pasa lo que Jobs creo que transmitía.
connecting the dot

El secreto no se encuentra en vivir cada punto pensando que inconscientemente se conectarán con otros, sino en creer que se conectarán porque tú los dotarás de sentido. Y algo mágico ocurrirá al lanzarte a por esa valiente aventura personal. Será entonces cuando experimentarás la libertad absoluta y la intuición. No se trata de esperar la fortuita conexión, sino de lanzarte a por ella porque sin un ejercicio voluntario de introspección, los puntos pueden no conectarse nunca. Incluso los puntos pueden también desconectarse. Nuestro deber es saltar y vaciarnos para hallar una nueva conexión. Los puntos no dejan de ser meras llamadas a la libertad más esencial, a darse cuenta que la única conexión eterna es la de tu consciencia con la vida.

Kritikosum

PD: Link del mencionado discurso de Jobs en Standford: http://www.youtube.com/watch?v=ZF0Omfp2rFM

Hace unos días, enfundado en mi armadura de amigo de atenta escucha, estaba banalmente conversando con un gran amigo, cuando descubrí algo que prometí que compartiría con todos vosotros.

Susodicho amigo me contó virtualmente que tenía un problema: echaba de menos a su familia. Yo, armado de valor, le respondí que no debía sentirse mal, que era lógico que se sintiese de tal manera puesto que vivía alejada de su núcleo familiar, de su pareja y amistades más próximas, pero que se sintiese bien porque era su decisión y su inversión profesional. Hasta aquí todo  un blablablá, que sensatamente todo el mundo tildaría de cotidiano e irrelevante. El remencionado amigo prosiguió agradeciéndome la escucha y respectivo respaldo cuando de repente le corté replicando: “no debes darme las gracias, es muy fácil ayudar cuando no hay problema”.

Otra vez la espontaneidad se vistió de una lógica y sentido sobrecogedor, dándonos una lección de vital importancia: ¿de verdad tenemos tantos problemas en nuestras vidas profesionales y personales?

Soy consciente que la vida es inherentemente compleja, llena de obstáculos e interrogantes, pero en la vida no hay tantos problemas reales como los que creemos. En la vida lo que abunda son los pseudoproblemas.

Socavando en la definición de problema según la RAE,  vemos las dos primeras acepciones de problema son: cuestión que se trata de aclarar; o una proposición o dificultad de solución dudosa según sus dos primeras acepciones. Sin embargo es en la cuarta acepción donde encontramos la valiosísima clave del asunto: el problema despierta disgusto y preocupación ante su aparición.

Este matiz que incluye estos dos estados de ánimo asociados al problema: disgusto y preocupación; nos ayudan a hallar la distinción entre un problema real y un pseudoproblema y ahondar en las consecuencias que este hecho tiene en nuestro día a día.

Realmente nuestras vidas están llenas de situaciones, que podríamos definir como pseudoproblemas, que nos absorben y entristecen cuando realmente no son problemas y consecuentemente no nos deberían disgustar ni preocupar. Extrañarse cuando uno está lejos labrándose un futuro prometedor teniendo la opción de quedarse al lado de los suyos no es un problema. No tener tiempo para realizar tus hobbies no es un problema. No saber por cual estrategia de crecimiento apostar en tu business plan no es un problema. Todas estas opciones son oportunidades derivadas de un ejercicio de libre albedrío. Se ha escogido libremente ir a trabajar fuera, dedicar tu tiempo al trabajo o aceptar una posición directiva.

En mi opinión, es cierto que nos encontramos coartados en la mayoría de decisiones que tomamos, pero en esencia somos libres de muchos problemas. Tan sólo necesitamos un ejercicio de reflexión, escuchar unos minutos la esencia de la vida y replantearse las actuaciones para gestionar los pseudoproblemas.

Los problemas reales son los únicos, que por altruismo y honestidad a los que los sufren, debemos dejar que nos disgusten y nos preocupen. Los pseudoproblemas solamente debemos gestionarlos.

 

 Kritikosum

 

 

¿Soy el único que está cansado de escuchar cada día noticias y comentarios absurdos referentes al “caso catalán”? ¿No sería mejor centrar un poco más nuestro foco en otros o más temas? Este artículo quiere ser una crítica a la palabrería fácil, al panfletismo y a la demagogia que siempre ha rodeado al “caso catalán”; centrándose únicamente en las vertientes social y cultural del mismo y dejando, conscientemente, los ámbitos político y económico absolutamente de lado, puesto que serían fácilmente rebatibles ya que no dejarían de ser meras suposiciones de algo que, hoy por hoy, no existe.

Vamos al grano, el problema reside en que algunos catalanes, con su lengua, sus costumbres y tradiciones, no se sienten españoles y les gustaría que Cataluña fuese independiente. Pensándolo bien, hay algunos catalanes que se sienten también españoles que también querrían más autonomía para Cataluña; y aún más, hay ciudadanos nacidos fuera del territorio español pero residentes en Cataluña que también piden que las cosas cambien. Observo, pues, que no es un tema de una minoría violenta que usa métodos de extorsión para hacerse temer, si no que se trata de un movimiento social que pide que algo cambie; y en este movimiento se incluyen diferentes visiones (no únicamente la independentista).

España es un país democrático, formado por ciudadanos libres que tienen que cumplir unas leyes. ¿Sí? Sin querer subjetivar ninguno de los conceptos mencionados con anterioridad, me gustaría que cada uno reflexionara sobre las primeras acepciones de la Real Academia Española y determinara si realmente se cumplen tanto a nivel nacional como internacional:

–          Democracia: Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

–          Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

–          Legítimo / Legitimidad: Conforme a las leyes.

Veo que el movimiento social vivido en Cataluña en todo momento ha sido democrático y libre; aunque sí que no puedo ni me atrevo a negar que sea contrario a la legitimidad española, liderada por una Constitución aprobada en 1978 y únicamente modificada muy ligeramente (un artículo) en el ejercicio 2011. Y me preguntó, ¿tan poco hemos evolucionado en este país en 34 años? En mi humilde opinión y siendo muy cauto, diría que no! Y luego, ¿por qué negarnos a la evidencia y no dejar que un pueblo manifieste su voluntad de pertenecer a un país o empezar un nuevo camino solo? Porque seamos sinceros, al final creo, que como apuntaba hablando del “caso escocés” Charlie Jeffery, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Edimburgo en la contraportada de La Vanguardia de fecha 18 de Octubre de 2012, “la independencia la decidirá el bolsillo”.

Entiendo que llegado a este punto, alguien podría decirme con gran acierto que la Constitución de Estados Unidos fue aprobada en 1787 y aún sigue vigente. Está claro que así es, pero si entramos un poco en detalle veremos que es una Constitución muy breve y que evidentemente ha sufrido en su historia varias enmiendas referentes a temas tan obsoletos hoy en día, en cualquier sociedad, como la abolición de la esclavitud. Al final, es indudable que en estos casos la causa para que las leyes sean modificadas es el propio cambio social.

Finalmente y para despedirme, me gustaría hacer un llamamiento y pedir por favor que se dejen de llenar páginas de diarios, noticias en informativos o debates televisivos con absurdos comentarios realizados con la intención de destruir y no construir. Lo último que se necesita en casos como este es la confrontación, aunque parezca que a muchos les encante y les permita diluir otros problemas tan importantes o más como el que nos ha ocupado en este artículo.

Algo está cambiando, algo tiene que cambiar…

 DVM