Estamos continuamente inundados por recortes públicos y subida de impuestos, que realizan todas las Administraciones de nuestro entorno. Todas estas medidas tienen un único objetivo: reducir el déficit para que no se dispare la deuda, tal como manda la ortodoxia del Banco Central Europeo. En concreto, el déficit público máximo que se firmó con Bruselas para 2012 es el 6,3%.
En este post nos queremos centrar en el tema de los impuestos, y en si las últimas subidas que ha habido han sido efectivas. Efectivas en términos de los presupuestos del Estado, es decir, en términos de maximización de la recaudación de impuestos por parte de la Hacienda Pública.
En 2012 se han subido impuestos de todo tipo, siendo los más destacados el IRPF (han subido todos los tramos) y el IVA (también subieron todos los tipos excepto el superreducido, que se ha quedado en el 4%).
Para entender si una subida de impuestos implica mayor recaudación fiscal, hemos de tener en cuenta la Curva de Laffer, que muestra cómo varía la recaudación fiscal al modificar los tipos impositivos, como vemos en el siguiente gráfico:
La curva muestra en abscisas los tipos impositivos posibles (t) y muestra en ordenadas la recaudación fiscal (T) que se consigue a ese tipo impositivo. El máximo aparece en el centro por cuestiones de claridad, en una curva real podría estar desplazado a la izquierda, aunque más posiblemente a la derecha.
La curva de Laffer se basa en el hecho de que hay un momento a partir del cual el incremento de los tipos impositivos supone una caída de la recaudación (y a la inversa). La razón es que el incremento del tipo impositivo implica incremento de precios o reducción del poder adquisitivo del ciudadano, lo que redunda en una reducción del consumo. Esta bajada de la actividad económica hace bajar hasta tal punto la recaudación de impuestos de la Administración que no es compensada por el incremento de tipo impositivo. Además, hay más incentivos también para defraudar impuestos (más economía sumergida) y de fuga de capitales (por ejemplo el reciente cambio de residencia de Gerard Depardieu, de Francia a Bélgica). La pregunta del millón es pues saber cuál es el punto de equilibrio del gráfico. Los expertos concluyen que depende de la situación de cada país.
Para valorarlo a la práctica, podemos ver qué efecto han tenido las subidas mencionadas anteriormente del IRPF y del IVA en 2012. ¿Han supuesto una mayor o menor recaudación? En otras palabras, ¿estábamos a la izquierda del punto de equilibrio o a la derecha?
En los diez primeros meses del año, los ingresos por IRPF sumaron 60.237 millones, un 1,2% más que hace un año. En cambio, la subida del IVA no ha podido evitar una caída de la recaudación. Hasta octubre, el tributo ha proporcionado 43.865 millones, un 3,6% menos que en el mismo período del año pasado.
Esto nos da una idea de que una subida de impuestos no implica siempre una mayor recaudación impositiva, y viceversa, ya que depende de si ha sobrepasado o no el punto de equilibrio. Por tanto, y por el bien de todos, convendría que las Administraciones pertinentes hicieran un esfuerzo y ajustaran el cálculo al máximo posible para futuras medidas en la política fiscal.
Una vez hecho el análisis, nuestra opinión es que aunque la subida del IRPF ha sido positiva para el Estado, creemos que dada la coyuntura económica no ha sido el mejor momento para ello, ya que ha reducido el poder adquisitivo de los ciudadanos, lo que significa más problemas para las empresas y por tanto más despidos. Algunos dirán que es la única solución posible, y que sólo podemos permitirnos el Estado del Bienestar que tenemos si las administraciones recaudan más. No obstante, es igual de cierto que no es justo que los ciudadanos sean los que paguen las consecuencias del déficit que hay.
Naujip