Uno de los temas más recurrentes en prensa, tertulias, televisión o radio en estos últimos tiempos ha sido la banca y todos “sus” activos (inmuebles y préstamos) calificados como “malos” y que están lastrando la economía de este país.
Pues bien, parece que tras cuatro reformas financieras en los últimos tres años, la caída de ocho entidades bancarias (intervenidas o nacionalizadas) y más de 100.000 millones de euros públicos “invertidos”, el Gobierno ha encontrado la solución para sanear a los bancos y poder tomar un poco de aire: el banco malo.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el cual fue creado con el objetivo de gestionar los procesos de reestructuración de las entidades de crédito durante esta crisis, presentó el pasado 29 de Octubre la que será la estructura de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Restructuración Bancaria (Sareb). Representa el último de los tres pasos que se diseñaron en el proceso de reestructuración y recapitalización del sector:
– Primero se determinaron las necesidades de capital de cada banco mediante pruebas de resistencia, de lo que se encargaron las empresas Oliver Wayman y Roland Berger que tanto hemos oído hablar en la radio
– En segundo lugar, se llevaron a cabo planes de recapitalización, reestructuración y resolución de los bancos más vulnerables. Aquí entran los bancos intervenidos o nacionalizados, y
– Por último, han anunciado la creación de Sareb, salvador de este sector del que tanto hablamos, tan poco conocemos y tanto dependemos.
El objetivo del Sareb es la segregación de los activos problemáticos de los bancos que han necesitado ser salvados y transferirlos a una sociedad que gestionará estos activos. De esta manera se establece como pieza clave en el saneamiento de las entidades porque:
– Permite “eliminar” los activos de los balances de las entidades que requieren ayuda pública,
– Reduce la incertidumbre sobre la viabilidad de estas entidades, y
– Facilita la gestión centralizada de estos activos problemáticos
Y la pregunta que muchos se harán, y yo me hago, es ¿cómo va a hacerse posible?
Según lo que me he podido informar, el Sareb nacerá con un volumen de 45.000 millones de euros de activos y préstamos de las entidades nacionalizadas (Bankia, Catalunya-Caixa, Nova Galicia y Banco de Valencia) y una posterior incorporación de otro grupo de entidades en 2013 hasta un tamaño que nunca llegará a exceder los 90.000 millones.
Estos activos que reciba los obtendrá con un elevado descuento para facilitar al banco malo ser rentable. El descuento medio será de un 63% en el caso de los activos inmobiliarios y del 46% para préstamos. Así, comprando a precios bajos, le será más fácil vender a precios más altos cuando la economía mejore, buscando siempre una ganancia. Estas rebajas sirven, además, para atraer a los inversores que están interesados en entrar en el negocio inmobiliario, pero que exigen descuentos elevados. El objetivo del Sareb es conseguir una rentabilidad del 14-15%, aunque reconocen que “durante los primeros años (tendrá una vida de 15 años) la rentabilidad será modesta y las mayores rentabilidades llegarán cuando los activos inmobiliarios estén maduros”.
Este plan de negocio, según dicen, contempla la evolución macroeconómica y financiera de la economía española y del mercado inmobiliario en los siguientes años. Considera también la capacidad de absorción de mercado de cada tipo de activo y de la región en la que está localizado. Y por supuesto seguirá la propia evolución de ciclo inmobiliario, dando modestas rentabilidades en los primeros años.
Pero lo que yo me pregunto ahora es, ¿me he de creer todo lo que he leído, escuchado y visto en los medios? Pienso que es normal que seamos escépticos después de todas las “bofetadas” que nos hemos llevado en los últimos años. A priori suena bien una entidad que aglutinará todos aquellos activos dañados y que devolverá al mercado saneados. Pero también es cierto que el Gobierno que lo ha diseñado es el que nos dijo en su día que no existía una tal cosa llamada crisis, el Gobierno que además vemos día sí y día también salpicado por algún escándalo de corrupción, y que utiliza los temas morbosos para desviar la atención de los ciudadanos de los verdaderos problemas (sí, me refiero al independentismo catalán).
Sueno crítico y pesimista, pero creedme que no lo soy. Porque a pesar de todo, yo sí me lo creo.
Nuts