En los últimos meses ha causado mucho revuelo la noticia sobre la posible construcción de un “Eurovegas” en España, produciendo muchos debates entre aquellos que denuncian los riesgos que puedan venir al traer la industria del juego en tal exponente a este país, con aquellos que lo ven como una oportunidad de desarrollo económico y atracción turística para un país, que al fin y al cabo, vive principalmente de los servicios.
Con la visita del equipo directivo de la compañía “Las Vegas Sans” (la promotora de este proyecto y que ya tiene la experiencia de haberlo realizado en Macao y Singapur) se ha dejado claro que es en España donde se quiere llevar a cabo el proyecto (está por decidir si Barcelona o Madrid) quedando como limitante, una vez más, la financiación la cual ya han dicho que un tercio sería inversión del promotor (unos 2.000 millones de dólares durante la primera fase de inversión y que representaría el 35% del total y el resto se realizaría a través de créditos bancarios).
Es complicado poder llegar a medir el impacto real que tendrá un proyecto de tal envergadura. Son lógicas las críticas que se producen por las concesiones que se le concederían a la promotora que lidera el proyecto o sobre la transparencia de la información que se ha ido transmitiendo, como el dar datos de generación de empleo inviables para disminuir las críticas de la opinión pública. Pero también es cierto que de otra manera no sería viable el proyecto, y no podemos ser hipócritas, España es un país que depende de los servicios (en especial del turismo) y Eurovegas atraería, con varios fines, gente proveniente de toda Europa y Oriente Próximo. Y si bien es cierto que no sería la solución a la alarmante cifra de 24% de paro, sí que es una gran ayuda para el sector de la construcción (se prevé un gran parón de obra pública en Cataluña durante 2013) en la primera fase del proyecto y servicios una vez construida toda la infraestructura.
Quiero pensar que las marcas Madrid y Barcelona son demasiado fuertes como para que Eurovegas pueda cambiar la imagen o visión que proyectan al extranjero. Quizá seamos un país de “pandereta” pero esto nos lo hemos ganado viviendo por encima de nuestras posibilidades y pensando que podemos darle una vuelta a todo, intentado tomar el pelo a nuestro vecino en lugar de hacer las cosas bien y así crecer junto a nuestro entorno. Eurovegas no empeorará esto, en todo caso sería una oportunidad de la que si se le saca el partido que tiene puede ser muy beneficiosa.
Eso sí, hasta que no nos tomemos en serio a nosotros mismos y cambiemos el “chip” no podemos esperar que el resto deje de vernos como el país del sol, playa, sangría y fiestas populares. El debate queda abierto… o por lo menos hasta septiembre.
Nuts
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